Cuando se disparan las temperaturas (y lo digo porque esta ola de calor tan durarera se me está haciendo insoportable), es difícil escoger la ropa para trabajr en oficinas.
Apetece saltarse el protocolo y llevar ropa lo más ligera posible. Sin embargo, debemos respetar al menos ciertas reglas si no queremos arruinar nuestra reputación estilísticamente hablando.
Lo primero que hay que pensar es que si sales de casa y puedes ir sin cambiarte directa a la piscina algo falla. Eso sí, todo esto no se tiene en cuenta si trabajamos en una empresa muy creativa donde lo importante es ir cómodo y dejar volar la imaginación.
Decimos no a las chanclas de goma y a las zapatillas de deporte. Estas últimas son muy cool, pero no son lo más adecuadas para los ambientes más serios.
No a los escotes pronunciados y a los top de tirantes finos y mucho menos si son los básicos de Zara que usamos como camiseta interior. ¡Totalmente prohibidos!
No a los escotes palabra de honor, por muy bonito que quede y a los halter. No estamos para enseñar mucha piel si lo que queremos es que nos tomen en serio.
Por supuesto las minis muy minis y ajustadas tampoco nos hacen un favor por muy estupendas que nos veamos. Se pueden suavizar con una camisa, blazer y zapato de poco tacón, pero todo depende del estilo y tejido.
No a los tejidos de algodón muy fino, tan presentes en los vestidos piscineros. No queremos que nos mire todo el mundo la retaguardia cuando nos agachemos a sacar el café de la máquina.
Por supuesto, debemos vigilar el tejido de los pantalones. Si tenemos celulitis hay algunos que no nos ayudan nada.
Y no digamos del color blanco. Hay que prestar especial atención para ver si transparentan. Si lo hace tiene fácil solución. Ropa interior color nude y una combinación.
Los chicos evitarán las camisetas de tirantes y los pantalones piratas. Aunque parezca increible, no es la primera vez que veo algo así... Es mejor utilizar polos o camisas (de manga larga remangadas of course) y pantalón largo por mucho calor que pasemos.
Como regla general siempre hay que mirarse en el espejo antes de salir y comprobar: que no transparenta la tela, que no se marca la ropa interior y que no asoma por ningún sitio. Como dice el dicho, ¡Vale más prevenir que curar!